No sólamente suena como el título de un libro para niños, sino que es realmente una historia de niños. El zoo de Colonia es una gran aventura para los mas pequeños, y a allá nos hemos aventurado el domingo pasado, con el tupperware, los bocatas, y sobre todo buen humor. Estaba desbordado de niños, pero curiosamente hemos vuelto a tener la misma sensacion que venimos teniendo ya en varias ocasiones cuando visitamos lugares concurridos: a pesar de haber muchisima gente, no se nota sensación de aglomeración. Tarika se ha quedado fascinada. Osos, leones, multitud de aves de distintas especies, elefantes, tigres, okapis, flamencos, y hasta rinocerontes. Todo al mas viejo estilo de la película "Hatari". Incluso tenían de exposicion una vieja jaula-contenedor que se usaba para transportar elefantes. Los únicos que parecían no tener interes en compartir esta alegría en un día soleado han sido los propios protagonistas, los animales.
Mas de una mirada triste a traves del cercado. Me pregunto como será el invierno de estos animales, cuando desde Septiembe hasta Mayo esté lloviendo o nevando, y apenas puedan salir. En la sabana africana no nieva, ¿no? ¡Entonces si que estarán contentos los pinguinos!
No obstante si que ha habido una cosa en común en todos ellos, y esta ha sido el orgullo imperecedero que mostraban todos. Impresionante el porte de los flamencos, la indiferencia burlesca de los monos babuinos y la elegancia de los marabús. Éstos últimos dando la espalda al gran público, y al mismo tiempo apantallando con su envergadura lo que se negaban a mostrar.
"Si quieres verme, dejame volar". Quietud inmovil. Hasta el reflejo del sol parecía detenido sobre un dorso poderoso y brillante.
Sólo unos pequeños seres inquietos, burlones, maliciosos tal vez parecían lanzar miradas con sorna al gran público. Una graciosa chulería que para ella las quiseran sus iguales, las conocidas enemigas de "Roger Rabit".
A estas alturas del "libro" uno de los miembros de la tripulación se había dormido ya hacía un ratito. Buen momento para pensar el regresar. ¡Al fin y al cabo, a la capitán y al timonel tambien les entraron ganas de echarse una buena siesta!
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