Después de varios meses ausente he vuelto con nuevos bríos
al espacio virtual. Ayer me enteré, por casualidad leyendo un número ya pasado
del semanal Jeune Afrique, que el autor de “Indignados”, Stéphane hessel, motor intelectual de todo el movimiento del mismo nombre que estamos asistiendo
en varios países del mundo, fue también en 1948 el co-autor de la Declaración
Universal de los derechos humanos. (aun no me he leido "Indignados", por eso no lo he sabido hasta ahora....). Hoy, 63 años después, vuelve para dar unos
cachetes a la sociedad y clase dirigente en general. Supongo que el hombre no podía
dejar de revolverse en su silla o sillón allá donde estuviera, viendo en lo que
la humanidad se está convirtiendo. No me extraña, no es el único.
Y lo hace de la misma forma que hace 63 se formuló la declaración
universal de los derechos humanos (Yo siempre llevo una copia conmigo en mi
Moleskine). En unas pocas cuartillas, con mensajes claros y directos. No se
necesita más, ni mucho menos parafrasear con largos discursos donde las
palabras quedan diluidas. Por eso su mensaje ha llegado, y está llegando tan
lejos. Porque va al grano. Lamentablemente, hoy en día ya no basta con que a
alguno se le saquen los colores. Esos algunos están tan bronceados que apenas
se les nota.
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