La mujer se puso cómoda al llegar a casa. Arrojó sobre el sofa del salon el portafolios de piel oscura en su camino al dormitorio. Se quitó los zapatos y se quedo descalza, sintiendo la suavidad del parqué bajo sus pies sobrecargados. Se sirvió una copa de vino tinto, una botella de Priorat que había abierto la noche anterior para la cena con su amante. Se dejaron llevar por sus pasiones antes de terminar la primera copa. Después, ella le dijo que no podría verla mas. Y se marchó, dejándola desnuda sobre la manta, su cuerpo sudando, la botella de vino respirando el aire de la noche.
La rueda lleva ya girando un buen tiempo, antes de que empezaras tu a andar. Puedes elegir intentar pararla, subirte a ella y girar al mismo ritmo, o marcar tu ritmo en equilibrio. Hagas lo que hagas, lo que ya ha rodado, rodado quedará.
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