Me queda algo menos de la mitad. Con un poco de suerte quizás la mitad. Pero todo puede ocurrir. Esta noche, mañana por la mañana, dentro de unos días, unos meses, unos años.
A partir de ahora todo cuenta. Sigo hacia delante, siempre, ni cuesta abajo, ni cuesta arriba, simplemente lo que cueste, hacia delante.
Veo que se está poniendo el sol esta tarde. Ha sido un día largo, de los que uno no desea que se terminen porque nunca es suficientemente largo.
Me tomo el pulso, y palpita.
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