"[...] Nadie ama
y respeta más al toro como el que le da muerte con el estoque. La justa en la
arena es justa, en equilibrio de fuerzas. Bravura del toro y habilidad del
torero. La muerte de uno de los dos es el (in)esperado desenlace. La cultura no
se puede disociar de los sentimientos, y la cultura no se puede ni se debe
analizar solo con la razón, porque entonces dejaría de ser cultura. El
aficionado lo sabe y lo siente. El aficionado se rebela entonces contra una
sentencia que censura al más puro estilo rancio e hipócrita que antaño.
[...]
Guarda
silencio ahora el invitado. En realidad no le importa lo que opiniones
contrarias a su razón le puedan decir. Oye pero no escucha. O tal vez, ni oiga
siquiera. Es lo que tiene la ignorancia cuando es osada, que es ciega y es
además impermeable [...]"
Presentado al Concurso Literatura Taurina, Club Cocherito de Bilbao, 2012
Javier Castillo
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