Solitaria, estoica en medio del verdor bañado por el sol.
Da vueltas a si misma, buscando su propia sombra.
Siente envidia del girasol que yace a sus pies
Porque no puede mirar al sol directamente a los ojos
Se calienta pero no enfria
Se mece con el viento pero no se deja llevar
Maldice su suerte y la de su creador
Entonces, y sólo ahora
Se ha dado cuenta, tarde, de que no se puede inclinar
La rueda lleva ya girando un buen tiempo, antes de que empezaras tu a andar. Puedes elegir intentar pararla, subirte a ella y girar al mismo ritmo, o marcar tu ritmo en equilibrio. Hagas lo que hagas, lo que ya ha rodado, rodado quedará.
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