"Unos días antes había caído en la cuenta de que en el centro
mismo del acto de sentarse hay un momento de pérdida de control, una caída a
ciegas y hacia atrás. Su excelente sillón azul de St. Jude era como un guante
de béisbol de primera base, capaz de retener con suavidad cualquier objeto que
se le lanzara, desde cualquier ángulo, llevase la fuerza que llevase, para eso
tenía aquellos brazos de oso, para sostenerlo a él mientras efectuaba el muy
importante giro a ciegas."
Las correcciones. Jonathan Franzen.
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