En una mañana soleada, el sonido del agua adormecida de la noche anterior y ahora resbalando por la hierba encrespada, consiguió despertar esa pequeña alma tan cristalina como el rocío mismo.
La rueda lleva ya girando un buen tiempo, antes de que empezaras tu a andar. Puedes elegir intentar pararla, subirte a ella y girar al mismo ritmo, o marcar tu ritmo en equilibrio. Hagas lo que hagas, lo que ya ha rodado, rodado quedará.
Lindas conexiones, agua, hierva, aire, el sonido parece resultado de su transparencia.
ResponderEliminarSaludos y un placer.