Una
palabra
por
peldaño.
Un
pie
detrás
de
otro.
Cuando
lo
importante
son
los
compañeros
que
te
encuentras
en
el camino.
Siempre
hay
doble
sentido.
Bajar
una
escalera
no
significa
resignación,
pero
en
muchas
ocasiones
sabia
decisión.
La rueda lleva ya girando un buen tiempo, antes de que empezaras tu a andar. Puedes elegir intentar pararla, subirte a ella y girar al mismo ritmo, o marcar tu ritmo en equilibrio. Hagas lo que hagas, lo que ya ha rodado, rodado quedará.
A veces los compañeros se quedan agazapados en el descansillo de esa escalera; puede que no se les vea, pero están allí.
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