Ya hemos encontrado una guardería. Es bilingüe en alemán e inglés (y también hablan a los peques en español en algunos juegos). En casa le hablaremos en español. Va a ser toda una experiencia ver como su pequeña cabecita va asimilando y estructurando los tres idiomas, de forma veloz, mientras sus papas se esfuerzan cada mañana en pedir el pan en un forzado alemán. En fin, llegaremos nosotros también a ello.
También hemos encontrado una pediatra. Es alemana, y habla español. Es encantadora y nos trasmite mucha confianza. Hoy le hemos puesto la primera vacuna, siendo el pistoletazo de salida a una serie de vacunas, análisis, extracciones de sangre, oídos, vista y demás cosas de la ITV infantil.
Ahora mismo está sentada, en su sillita blanca, con la espalda mas recta que el propio respaldo de la silla, moviendo las manos al ritmo de las canciones de “the sound of music”. Estos pequeños detalles nos hacen empezar a sentirnos como en casa, y darnos cuenta de lo “fácil” que son las cosas para un con-papeles.
Por otro lado, también están los detalles como la multa recibida por cruzar como peatón con el semáforo en rojo, tener que comprar una silla homologada para llevar a T en bici, el mito del reciclaje, la prohibición de ir con carrito de niños en escaleras mecánicas, etc. Estos detalles nos hacen darnos cuenta de que estamos en una casa a la cual nos vamos acostumbrando.
La rueda lleva ya girando un buen tiempo, antes de que empezaras tu a andar. Puedes elegir intentar pararla, subirte a ella y girar al mismo ritmo, o marcar tu ritmo en equilibrio. Hagas lo que hagas, lo que ya ha rodado, rodado quedará.
Vaya, mi amigo Arturo fue de lo primero que me dijo, precisamente en Colonia (creo que te he contado la anécdota), porque yo era de los que se cruzaba la Castellana de Madrid sorteando coches a toda velocidad (ellos y yo). Ya no lo hago. Slow, slow...
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