Llevo varios días intentando encontrar en Colonia un pequeño parque de juegos mallado para infantes. Me refiero a esa especie de “jaula” con suelo acolchado, rodeada por una malla elástica, y que normalmente se llena con varios palmos de juguetes, donde dejamos a las personitas de forma segura mientras los adultos hacemos otras tareas en la casa. Hasta la fecha he tenido éxito nulo. Y es que a los alemanes les gustan mucho los juguetes y artículos de madera. Esto, llevado al concepto parque resulta en un receptáculo de juegos que consiste en una verdadera jaula, toda ella de madera, y con barrotes más gruesos que los de la propia cuna. Los hay de varias formas poligonales: cuadrados, rectangulares, hexagonales y hasta octogonales. (Hay que decir que en su defecto, tambien las hay de plastico, del duro).
Incluso, rastreando en Internet a la búsqueda de posibles tiendas, centros comerciales, se encuentra que los que la gente pone a la venta en los rastrillos del ciberespacio son también de esta guisa. Cuando me encuentro con esto, pienso en mi personita. Y pienso que una de las cosas que mas le gusta del parque es ponerse de pie y dejarse caer, de frete o de espaldas, contra la malla elástica y rebotar. Se parte de la risa. Ella y los que la ven. Claro, si pensamos en ese juego sencillote en un parque con barrotes de madera…., Sólo imaginarme el porrazo me da escalofríos. La conclusión es que vamos a empaquetar nuestro parque de Winnie de Poo y nos lo traeremos para acá, como buenamente podamos.
La rueda lleva ya girando un buen tiempo, antes de que empezaras tu a andar. Puedes elegir intentar pararla, subirte a ella y girar al mismo ritmo, o marcar tu ritmo en equilibrio. Hagas lo que hagas, lo que ya ha rodado, rodado quedará.
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